Dentro del atardecer
que la luz empuja
en cada enchufe,
a dar la alarma.
Hundiéndome de hilos
sabias, la sabía espera
que en tributo
desesperas.
Cuando a tientas intentas
tocarme a sabiendas:
que no esta ¡fugitivo AMOR!
Como un coste añadido
huido al imposible
bolsillo del contribuyente.
Ahora sandia diaria malherida,
pero querida
hecha moneda al tacto
intacto siempre para mi…