En estas horas
rotas en las que
el tiempo no se detiene.
Te invito a quedarte
a que muevas tu pulso
conmigo al lado.
Nada nos rodea,
nadie aun que quiera
en vano intentará juzgarnos
Solo ambos despistados,
en los olvidos del silencio
y con un único corazón
que late, diciendo:
¡Sígueme ahora dentro!
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