…La tarde
traía
en los ojos,
el tinte
de la compasión.
Y yo, hoyo,
oruga herida
por dentro
lloraba.
Con esta cuartilla
hecha canción:
¡ven, vente
uña del alma!
¿Porqué huyes de mí?
Pues sabes bien
que no quiero:
¡nana mía!
Vivir jamás,
en este rincón
¡arrinconada para ti!...
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