…Imperdonable
susto que el azar
produjo
tras la orilla
del paso
de cebra
allí disfrazado.
Yo en el alto,
tu allá sola
mientras en la nieve
el hielo
frágil del calor.
Pudo ser la nave
dando la atención
del: ¡cuidado corazón!
al librarte
conmigo allí
de un tremendo
y brutal tropezón…
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